Reflexiones de un periodista

Sunday, October 09, 2005

Fumadores discriminados

De un tiempo a esta parte el gobierno está empeñado en tratar a los fumadores como si fueran portadores de algún tipo de enfermedad contagiosa, confinándolos en lugares apartados. No lo entiendo, yo no soy fumador, pero tampoco soy intolerante, siempre y cuando no me echen directamente el humo en la cara. Parto de la premisa de que cada persona es libre de hacer con sus pulmones lo que le dé la gana si no perjudica al prójimo, por lo que tanta prohibición gubernamental raya en el surrealismo, hasta el punto de que, paradójicamente, se ha desatado un cierto victimismo entre los fumadores.

Si de niños nos han advertido reiteradamente que el tabaco es nocivo ¿Por qué empiezan a fumar los adolescentes? He repetido esta pregunta a varios amigos fumadores, y todas las contestaciones que he obtenido me parecen supinas gilipolleces, “empecé a fumar para parecer mayor” “todos los de mi grupo fumaban y yo no iba a ser menos” “fumar da cierto prestigio”…etc. Ninguna respuesta me ha convencido; no obstante a mis años aún conservo la esperanza de que alguien me dé una explicación coherente de los motivos que le impulsaron a fumar. Aunque parezca mentira, la sociedad occidental pudo sobrevivir a más de dos mil años sin fumar. Desde Sócrates, que sustituyó el tabaco por la cicuta que mata más rápidamente hasta Cristóbal Colón, que se quedó alucinado cuando vio a los indígenas que arrancaban unas extrañas hojas, las enrollaban, le prendían fuego y las chupaban, nadie fumó. Hoy en día algunos han convertido el hábito de fumar en una práctica imprescindible en sus vidas.

Como he dicho antes, yo no fumo. En primer lugar porque creo que no me reporta ningún beneficio y en segundo lugar porque lo considero un gasto superfluo, en el sentido en que creo que es mucho más sano tirar tres euros a una papelera que gastarlos en tabaco porque, si bien en ambos casos desperdicias el dinero, por lo menos si tiras los tres euros a la papelera no te jodes los pulmones.

Dicho esto, también he de confesar que hace siete años estuve apunto de engrosar el censo del cementerio municipal por culpa de una neumonía bastante severa. Alguien podrá pensar que para qué sirve cuidarse tanto los pulmones si un día aparece un virus caprichoso que te manda al otro barrio. Supongo que cuando te dan el alta y el médico te dice que te has librado “porque además de ser joven, eres deportista y no fumas” te pones a reflexionar y confirmas que estás siguiendo el camino correcto, más aún cuando un par de años más tarde te enteras de que ha fallecido una persona de tu misma edad y por culpa del mismo virus, con la diferencia de que éste era un fumador compulsivo.

Lo dicho, que cada persona haga lo que le apetezca con su cuerpo.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home