Reflexiones de un periodista

Monday, October 17, 2005

Los mismos perros con distintos collares

Hasta la llegada de la transición existía una profunda diferencia entre el concepto de “izquierdas” y “derechas”, pero ese concepto se ha diluido hasta el punto que como diría Felipe González “son la misma cosa”. Parafraseando a Fernando VII se puede decir que son los mismos perros con distintos collares, y que aunque fundamentalmente el gobierno de uno se basa en deshacer lo que ha hecho el otro, son tan parecidos que creo que el fanatismo de los partidarios de unos y otros es irracional, porque sus actos son similares. Sirvan como ejemplos:

Antes éramos amigos de Bush (personaje siniestro donde los haya); ahora somos amigos de Castro (un dictador) y de Chavez (un golpista). Conclusión: hemos cambiado de amigos, pero los nuevos siguen siendo tan despreciables como el anterior.

Antes se accidentó el Prestige. Fraga y Cascos estaban cazando en el monte y realizaron una gestión horrorosa de la tragedia; ahora se produce un incendio trágico en Guadalajara, y al día siguiente el Presidente del Gobierno se jacta de ser el primero en visitar China. Conclusión: El gobierno es ineficaz, la oposición se dedica a meter cizaña y a los afectados que les den…

Antes nos echábamos en manos de Bush, para que anulase nuestra voluntad a su antojo y nos metiera de lleno en todas sus movidas y paranoias personales; ahora nos echamos en manos de Carod Rovira para que anule nuestra voluntad a su antojo y nos meta de lleno en todas sus movidas y paranoias personales. Conclusión: Quien a buen árbol se arrima…a joderse tocan.

Antes le echábamos una mano a nuestro compañero de pupitre (leáse Villalonga) y ahora le echamos una mano a nuestro líder espiritual (leáse Polanco y la reconversión de Canal + en Canal Cuatro).

Antes nos negábamos a cambiar algunos nombres de calles como General Mola, Primo de Rivera, Generalísimo porque se trataba de personas insignes para el bien de la Patria; ahora le regalamos los papeles del archivo de Salamanca a Carod Rovira (ojo, sólo a Carod Rovira, que no se le ocurra a un murciano reclamar documentos de su región, que los privilegios de los amigos son los privilegios de los amigos).

Antes se estrellaba un avión de militares y el gobierno no mostraba ningún tipo de preocupación en asegurarse que los restos mortales de los soldados fallecidos eran entregados a la familia correcta; ahora se estrella un avión de militares y el gobierno no muestra ningún tipo de preocupación en saber si ha sido un accidente o un ataque terrorista.

Antes teníamos ministros como Acebes y Cascos que inspiraban temor; ahora tenemos ministros como Caldera y Blanco que inspiran desconfianza.

Y digo yo, si tanto nos cabreamos con los errores del partido político que nos cae mal. ¿Tan difícil es reconocer los errores del partido político que votamos que son, más o menos, similares? ¿O es qué estamos tan predispuestos a elogiar a nuestros amigos y a censurar a nuestros enemigos que una acción está bien o mal en función de quien la haga?

Dicho esto, por coherencia con mi conciencia, volveré a abstenerme en las próximas elecciones.

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