Reflexiones de un periodista

Thursday, November 10, 2005

La manifestación de los obispos

El próximo sábado, la Iglesia y sus instituciones y organismos afines han organizado una manifestación en Madrid a favor de la obligatoriedad de la asignatura de religión en los colegios. Esta movilización tiene un gran fundamento, ya que muchísimas personas viven del cuento de la religión (incluidos los miles de profesores que entran a dedo designados por el Obispado) y lógicamente no quieren que el chollo económico se les acabe.

Puedo contar una anécdota que me ocurrió hace unos meses. Me encontraba en un establecimiento público cuando entró una señora que decía ser profesora de religión y empezó a pedir a las personas que allí estábamos, que firmáramos en una hoja, supuestamente para apoyar el desarrollo de la asignatura de religión. A mí se me dirigió, no de muy buenas maneras (con la voz un poco alzada y diciéndome textualmente “Firma tú también”) a lo que respondí con educación que no podía firmar algo con lo que no estaba de acuerdo. La buena señora se alteró un poco y alzando aún más la voz me insistió en que firmara, buscando una fórmula muy habitual en estos casos: dar pena “¿Te da igual que me echen a la calle?” –me dijo- Le contesté con ironía que estaba dispuesto a firmarle siempre y cuando me demostrara que su puesto de trabajo dependía única y exclusivamente de que mi firma estuviera en aquel papel. Acto seguido se dio media vuelta, dijo unas palabras despectivas y se marchó.

No creo en las evangelizaciones del siglo XXI. Afortunadamente vivimos en una sociedad laica en la que el catolicismo a ultranza de otros tiempos es un mero anacronismo. Ya no hay crucifijos en las aulas ni existe la obligación de rezar en los colegios. Las autoridades se han dado cuenta que el interés por la religión ha de ser personal y no colectivo porque de lo contrario, la educación se convierte en sometimiento. Una persona con un fuerte sentimiento religioso tiene a su disposición decenas de colegios de curas y monjas para desarrollar su vocación o educación, por lo que no tiene sentido que se imparta enseñanza religiosa en los colegios públicos, máxime cuando su aprendizaje no tiene ninguna utilidad. En cambio hay otras alternativas que se podrían impartir en ese horario, que sí podrían ser de mucha ayuda para niños y adolescentes. Por ejemplo:

- Educación Vial: Sería conveniente que los niños empezaran a conocer las reglas básicas de la educación vial; no en vano, además de ser peatones, también son ciclistas y hay muchos (como fue mi caso) que comienzan a circular en bicicleta por un pueblo a los diez años, y que se enteran que en un cruce sin señalizar tiene preferencia el vehículo que circula por la derecha, dos años más tarde. Además, a los dieciséis años una persona puede conducir un ciclomotor sin que le exijan más requisitos que dos fotografías para expedirle el permiso de circulación correspondiente. En resumen, fui ciclista habitual durante seis años y motorista durante dos y mi educación vial consistió en las vagas explicaciones que me daba mi padre y en el sentido común, que no por ser común era infalible. Ante esta tesitura, no es de extrañar que en la última década hayan muerto varios adolescentes en mi pueblo por culpa de accidentes de ciclomotor.

- Introducción al derecho: Es importante que a partir de una cierta edad (12-13 años) una persona conozca cuales son sus derechos y deberes fundamentales como ciudadano. No me refiero al derecho que aparece en los mandamientos (no matarás, no robarás…) que lógicamente conocemos desde nuestra más tierna infancia, sino al derecho que tenemos (por citar uno de los cientos de ejemplos que se me ocurren) de mandar a tomar por saco al listillo de turno que te amenaza con demandarte si rescindes el contrato con su compañía telefónica.

La educación ha de estar dirigida a la formación de los ciudadanos. En la sociedad actual la enseñanza religiosa no tiene sentido. Me gustaría saber cuántos padres creen que es más útil que su hijo reciba enseñanza de religión que, por ejemplo, de informática, a la hora de enfrentarse a la vida.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Por no hablar de la educación social y la educación sexual.

De todas formas, no deja de ser gracioso que aquellos que defienden a ultranza la enseñanza de la religión como asignatura evaluable tienen como textos sagrados: la biblia y la constitución. ¿Y no dice la constitución que somos un país laico y aconfesional?... Pero claro, tambien la mayoría de los que se manifestaron ayer sábado, día 12, votaron en contra o no votaron la constitución del 78.

6:37 AM

 
Blogger Juan Antonio said...

Cierto...no había pensado en la educación sexual, sin duda de mucha mayor utilidad para el adolescente que la educación religiosa.

Claro, que si le dices a un obispo que vas a cambiar la asignatura de religión por la educación sexual le da un infarto, hay que pensar que algunos de estos tíos viven anclados en valores decimonónicos.

8:11 PM

 

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