Reflexiones de un periodista

Sunday, November 13, 2005

Remite la violencia en Francia

Durante las últimas semanas hemos asistido a un brote de violencia en distintas ciudades francesas, al parecer provocado por grupos más o menos organizados de inmigrantes o descendientes de inmigrantes. Estos incidentes han sorprendido a buena parte de Europa porque la sociedad contemporánea de los países occidentales no está acostumbrada a este tipo de disturbios, tan comunes en otras épocas de la historia.

Lo más positivo del asunto es que los violentos no se han cebado con los ciudadanos (parece ser que los vándalos del siglo XXI son más civilizados que los del siglo XX y XIX) sino con su medio de locomoción; sin embargo estos altercados se han convertido en un peligroso precedente que deja la incógnita de saber si en a corto plazo se producirá un efecto-contagio en aquellas ciudades en las que la coexistencia entre nativos e inmigrantes derive en algún incidente grave.

Estamos en los albores del fenómeno de la emigración masiva. Muchos países africanos fueron expoliados por los europeos y ahora están dominados por el tirano de turno y viven en una situación social muy tensa, en unos casos en Guerra Civil perpetua y en otros en un clima de tensión e inseguridad que resulta inconcebible para muchos de nosotros, que hemos desarrollado nuestra vida más o menos en paz. Por eso cuando estas personas ven en televisión imágenes de países como el nuestro anhelan por venir a disfrutar del bienestar de un mundo más civilizado.

Los incidentes de Francia los he sentido con más frialdad que otros sucesos similares porque tengo una cierta aversión por lo francés desde la época en la que nuestros vecinos del norte le volcaron el camión de fruta a mi tío con la misma fruición con la que estos vándalos queman ahora los coches de los ciudadanos (la diferencia es que ahora son más civilizados y no se dedican a pegarle a los conductores de los vehículos). Las fobias infantiles son incurables. Nunca he estado en Francia y muy probablemente me moriré sin pisar ese país. De Francia sólo me gustan Gwendal y Laetitia Casta, y no precisamente por este orden. Y como quiera que fue Alejandro Dumas quien dijo que Europa se acababa en los Pirineos, pues eso, le tuvo que tocar la china al primer país del sur de Europa. Una de las ventajas de las naciones menos civilizadas, como la nuestra, es que la emigración masiva es un fenómeno reciente. Son las consecuencias positivas de no haber sido una potencia imperialista en el siglo XIX...sí ese siglo que se abrió con la Guerra de la Independencia.

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